Viajar es algo más que ver lugares nuevos. Para muchas personas que viven en el extranjero, es una forma de conectar con el mundo, encontrar pertenencia y experimentar culturas que muestran lo diversa que puede ser la vida.
En Remitly, entendemos que la experiencia del inmigrante conlleva tanto retos como oportunidades. Viajar, ya sea para ver a la familia, explorar las raíces o tomarse un merecido descanso, puede hacer que el mundo resulte más acogedor. Aun así, elegir adónde ir no siempre es sencillo. Por eso hemos creado esta guía con 15 destinos de distintos continentes y estilos de viaje, cada uno con su propia historia, para ayudarte a encontrar inspiración para tu próximo viaje.
Maravillas naturales que te dejan sin aliento
Algunos destinos de viaje son tan sorprendentes que hacen que te detengas en seco.
La carretera de circunvalación de Islandia: glaciares, cascadas y horizontes infinitos
Conducir por la carretera de circunvalación de Islandia es como atravesar una serie de escenarios naturales. En un momento estás al pie de una cascada, y al siguiente sobre arenas volcánicas negras que se extienden hacia el horizonte. Incluso verás glaciares brillar en la distancia, recordatorios de que gran parte de Islandia está formada por hielo.
Las ciudades locales ofrecen marisco fresco y baños termales, perfectos tras un día de exploración. En verano, el sol de medianoche significa una luz diurna casi interminable, mientras que en invierno las auroras boreales barren el cielo. Lo mejor es explorar en coche, y el tiempo es impredecible, así que no olvides llevar ropa de abrigo.
Patagonia: senderismo en el confín del mundo
La Patagonia, compartida por Chile y Argentina, parece salvaje e interminable. Las montañas se elevan sobre lagos cristalinos, los glaciares se deslizan en los valles y los espacios abiertos se extienden más allá de lo que puedas imaginar.
El senderismo es la principal atracción aquí. Torres del Paine en Chile y Los Glaciares en Argentina son dos de los parques más famosos, con senderos para todos los niveles. Verás cóndores sobrevolando, guanacos en las laderas y, a veces, incluso pumas.
La mejor estación es el verano en el Hemisferio Sur, de noviembre a marzo.
Maldivas: la vida por encima y por debajo del agua
Las Maldivas suelen ser conocidas por sus hoteles de lujo, pero no hace falta gastarse una fortuna para visitarlas. Muchas islas locales tienen ahora casas de huéspedes familiares, lo que ofrece a los viajeros más opciones y la oportunidad de ver la vida cotidiana.
Bajo el agua, los arrecifes de coral están llenos de color. Podrás nadar junto a tortugas, observar bancos de peces o bucear con rayas. Por encima de la superficie, las tranquilas lagunas son perfectas para navegar en kayak o simplemente flotar en el cálido mar.
La estación seca, de noviembre a abril, es la mejor época para disfrutar de cielos despejados. Pero incluso en la estación lluviosa, los chubascos suelen pasar rápidamente, y las islas siguen siendo igual de bellas.
Experiencias de inmersión cultural
Las vacaciones consisten en los momentos que se quedan contigo, el olor de la comida callejera, el sonido de la música en la plaza o la sensación de entrar en un templo por primera vez. Éstos son los lugares donde la cultura te envuelve.
Kioto: tradiciones que florecen a lo largo de las estaciones
Kioto no es una ciudad que sólo se ve, sino que se siente. Los templos y santuarios surgen en calles tranquilas y, en Gion, aún puedes oír los suaves pasos de una geisha que se dirige a su trabajo.
La ciudad cambia con las estaciones. La primavera la tiñe de rosa con los cerezos en flor, mientras que el otoño incendia las laderas con rojos y dorados. Si la visitas en distintas épocas del año, casi sentirás que estás en una ciudad nueva cada vez.
El respeto es muy importante en Kioto. Así que recuerda quitarte los zapatos en los momentos adecuados, inclinarte al saludar y guardar silencio en los templos. Demuestra cariño y hace que toda la experiencia sea más significativa.
Marruecos: zocos, especias y el silencio del desierto
Si te gusta un poco el caos (del bueno), Marruecos es inolvidable. La plaza principal de Marrakech cobra vida por la noche con música, cuentacuentos y comida chisporroteando en cada esquina. En Fez, te perderás en la medina, a propósito, y tropezarás con gente que trabaja el cuero y los tejidos como lo hacían sus abuelos.
Pero Marruecos no son sólo calles concurridas. Un hammam disipará el ruido, y una noche bajo las estrellas en el Sahara es pura magia. Tanto si estás en una simple tienda de campaña como en un lujoso campamento, despertarse con el silencio del desierto es algo que no se olvida.
Un consejo rápido: viste modestamente, tómate tu tiempo para regatear e intenta no preocuparte si el zoco parece un laberinto; eso forma parte de la diversión.
Perú: de los adoquines de Cuzco a las alturas de Machu Picchu
Cuzco es el tipo de ciudad donde cada calle parece historia. Adoquines, coloridos mercados y edificios coloniales se asientan sobre cimientos incas. El mero hecho de estar allí es una lección de capas de cultura.
Por supuesto, la mayoría de la gente viene por Machu Picchu, y sí, merece la pena cada paso. Puedes recorrer a pie el famoso Camino Inca, hacer un trekking diferente como el Salkantay, o incluso subirte a un tren si prefieres ahorrar energía. Sea cual sea la forma que elijas para llegar, ver aparecer la ciudadela entre la niebla te parecerá surrealista.
Recuerda una cosa: Cuzco se encuentra en lo alto de los Andes, por lo que la altitud puede afectarte. Tómate un par de días para adaptarte, bebe té de coca y disfruta paseando por los mercados antes de emprender grandes caminatas.
Ciudades que nunca se quedan quietas
Algunas ciudades se convierten en destinos cautivadores simplemente por su energía incesante y su mezcla de tradición y modernidad de forma apasionante.
Singapur: un mundo del futuro con sabores del pasado
Singapur es todo contrastes. Elegantes rascacielos se elevan sobre barrios donde las tradiciones se mantienen cuidadosamente. En un solo día, puedes pasear por los resplandecientes Supertrees de Gardens by the Bay, y luego sentarte en un hawker center a degustar increíble comida callejera que cuesta sólo unos pocos dólares.
También es sorprendentemente verde. Desde los Jardines Botánicos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO , hasta los sombreados senderos de los parques, la ciudad siempre encuentra espacio para la naturaleza.
Dubai: donde la ambición moderna se une a la tradición del desierto
A menudo se describe Dubai en términos de tamaño, el edificio más alto, enormes centros comerciales y diseños atrevidos. Pero también tiene un lado más tranquilo. Las tradicionales barcas de madera siguen cruzando el arroyo de Dubai, y los mercados de especias llenan el aire de azafrán, canela y cardamomo.
Ver ambos lados enriquece el viaje. Podrías pasar la mañana en la playa de Jumeirah, contemplando el Burj Al Arab, y luego dirigirte al histórico barrio de Al Fahidi por la tarde. Muchos viajeros también se detienen aquí de camino a otros destinos, ya que Dubai es un importante centro neurálgico.
Barcelona: una ciudad construida sobre la imaginación y la luz del sol
La personalidad de Barcelona brilla a través de su creatividad. Los edificios de Antoni Gaudí parecen haber sido soñados para cobrar vida, desde las líneas fluidas de la Casa Batlló hasta las torres aún en pie de la Sagrada Familia. Pero el alma de la ciudad vive tanto en sus barrios como en sus monumentos.
En el Barrio Gótico, las estrechas calles se abren a soleadas plazas llenas de cafés. A lo largo de la playa, los lugareños se reúnen después del trabajo para nadar, jugar o simplemente relajarse. La comida lo une todo: tapas con los amigos, marisco recién sacado del mercado y cenas que se alargan hasta altas horas de la noche.
Viajes fuera del mapa
No todos los grandes lugares están en la clásica ruta turística. Algunos destinos están menos masificados pero son igual de gratificantes, ya que te ofrecen nuevas perspectivas y espacio para respirar.
Islas Feroe: acantilados, frailecillos y el tranquilo encanto nórdico
A medio camino entre Islandia y Noruega, las Islas Feroe parecen otro mundo. Pequeños pueblos con casas cubiertas de hierba se asientan sobre acantilados que caen directamente al Atlántico. En verano, los frailecillos anidan en las rocas, atrayendo a amantes de las aves de todo el mundo.
Desplazarse no es complicado, pero necesitarás un coche; los autobuses son limitados, y los lugares para alojarse son escasos, así que reserva con antelación. La recompensa son increíbles excursiones, amplios horizontes y una sensación de calma que se queda contigo. También te darás cuenta de cómo la cultura feroesa se mantiene cerca del mar, con la pesca, la música y la narración de historias que siguen formando parte de la vida cotidiana.
Bután: un reino donde la felicidad es la medida de la riqueza
Bután hace turismo de forma diferente. El país valora la Felicidad Nacional Bruta por encima del Producto Interior Bruto, y esto se nota en cómo trata a los visitantes. El turismo de masas no es el objetivo, sino los viajes sostenibles.
Todos reservan a través de visitas guiadas, que cubren hoteles, comidas y actividades culturales. Puede parecer menos espontáneo, pero enriquece la experiencia a la vez que apoya a las comunidades locales. Lo más destacado es el Monasterio del Nido del Tigre, situado en un acantilado, los dzongs, que parecen fortalezas, y los coloridos festivales.
Madagascar: vida salvaje que no encontrarás en ningún otro lugar
Madagascar no se parece a ningún otro lugar. Su aislamiento ha creado una fauna única en todo el mundo: mamuts que saltan por los bosques, gigantescos baobabs que se elevan como esculturas y brillantes camaleones que se confunden entre las hojas.
Viajar aquí puede ser un reto. Las carreteras son abruptas y los viajes llevan tiempo, pero cada parada aporta algo especial: un concurrido mercado, un paseo por un pueblo o una estancia en un pequeño albergue ecológico. Muchas excursiones se centran en la conservación, por lo que elegir con cuidado significa ayudar a proteger hábitats frágiles al tiempo que se apoya a las familias locales.
Escapadas a paraísos tropicales
Cuando todo lo que quieres es calor, color y vida a un ritmo más lento, estos lugares tropicales te ofrecen sol con mucho que explorar.
Bali: bienestar, templos y valles ocultos
El encantode Bali es algo más que playas; es la mezcla de energía y paz, arte y espiritualidad, naturaleza y gente. En Ubud, las terrazas de arroz se extienden en la distancia, y los templos se llenan de ofrendas diarias de flores e incienso. Los retiros de bienestar y los centros de yoga atraen a los que buscan la calma, mientras que los surfistas y los que buscan el sol se reúnen en la costa sur.
Para una experiencia más tranquila, dirígete a Sidemen o a las cercanas islas Nusa, donde la vida en las aldeas se mueve suavemente y las tradiciones se sienten más fuertes. Recuerda seguir las normas de vestimenta de los templos y evitar los plásticos de un solo uso para mostrar respeto y contribuir a que estos lugares sigan siendo especiales.
Islas Cook: tiempo isleño en estado puro
En el Pacífico Sur, las IslasCook parecen la definición de la vida lenta. Los días se mueven al ritmo de la comunidad, y los visitantes se ven rápidamente arrastrados a ella.
Rarotonga, la isla principal, está animada con playas, mercados y senderos hacia su centro volcánico. Aitutaki, a un corto vuelo de distancia, ofrece una de las lagunas más sorprendentes del mundo, de aguas turquesas salpicadas de islotes.
Costa Rica: selvas llenas de color y sonido
Costa Rica demuestra cuánta variedad puede caber en un solo país. Las selvas tropicales resuenan con los monos, las tortugas marinas anidan en las playas y los volcanes se elevan sobre los campos de café. Vayas donde vayas, la naturaleza está cerca.
La aventura está en todas partes. Deslízate en tirolina por las copas de los árboles, practica surf en dos costas o camina por bosques nubosos repletos de orquídeas. Para los amantes de la vida salvaje, es inolvidable. Avistar un perezoso o ver sobrevolar brillantes guacamayos rojos es el tipo de recuerdo que conservas durante años.
Planificar el viaje de tus sueños
Elegir adónde ir puede parecer abrumador, pero resulta más fácil si empiezas por los destinos de tu lista de deseos que más te entusiasman, como amplios paisajes, ricas tradiciones o ciudades llenas de vida. Piensa también en tu presupuesto y en el momento: algunos lugares brillan en determinadas estaciones, mientras que otros son más baratos fuera de temporada alta.
Las herramientas de comparación de vuelos y las alertas como Skyscanner, Kayak y Google Flights pueden ayudarte a encontrar ofertas, y siempre merece la pena comprobar con antelación los requisitos de visado o vacunación, especialmente para los destinos que requieren más preparación.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Cómo elijo qué destino visitar primero?
Empieza por hacer coincidir tus intereses con el destino. Si te gusta el senderismo, puede que te atraiga la Patagonia, mientras que los amantes de la gastronomía pueden preferir Marruecos o Singapur. A continuación, considera tu presupuesto y cuánto tiempo puedes tomarte de forma realista.
¿Cuál es la mejor época del año para visitar estos destinos?
Depende totalmente del lugar. Islandia brilla en verano para los viajes por carretera, mientras que los cerezos en flor de Kioto hacen que la primavera sea mágica. Recuerda investigar la estacionalidad antes de reservar.
¿Cómo puedo viajar a estos lugares con poco presupuesto?
Intenta mirar más allá de los hoteles de lujo. Las pensiones, las casas de familia y los viajes fuera de temporada reducen los costes. Comer donde comen los lugareños es más barato y más auténtico.
¿Necesito vacunas o visados especiales?
Algunos países los exigen, sobre todo en Sudamérica, África y Asia. Es útil consultar travel.state.gov para obtener consejos de viaje mucho antes de partir.
¿Qué debo llevar en la maleta para destinos tan diversos?
La ropa en capas sirve para la mayoría de los climas, y un adaptador universal mantiene cargados los dispositivos. El calzado cómodo es esencial, y ten a mano los documentos del seguro de viaje.